lunes, 26 de noviembre de 2007

Como la gringa llegó a aprender la cueca





Banderas chilenas, choripán, chicha y por supuesto, la cueca—cuatro símbolos culturales de las Fiestas Patrias en Chile: el día, o más apropriado para los que no conocen bien Chile, la semana en la cual Chile celebra su independencia de España. Al llegar a Chile Tim y yo no sabíamos cuan importante eran las Fiestas Patrias para los chilenos, pero cada vez que preguntaban, ¿por cuánto tiempo se van a quedar? y respondíamos con, hasta mediados de septiembre, nos miraban con incredulidad, no pueden perderse las Fiestas Patrias. Así pues decidimos quedarnos para presenciarlas.

Al poder confirmar nuestra asistencia, los profesores de la escuela secundaria en la cual yo trabajaba empezaron a preguntarme si iba a bailar la cueca para las Fiestas Patrias. Tenía la premonición de que no era en vano por qué todos me preguntaban y tomé la decisión de aprender la cueca. Sabía que era el baile nacional, pero cuando esta pregunta empezó a sonar como un estrebillo, comprendí que formaba una parte fundamental de la identidad nacional.

Muchas personas me prometieron que me iban a enseñar, pero la fecha se acercaba y todavía nadie me la había enseñado. Al fin hablé con un buen amigo que enseñaba música en la escuela, diciéndole que necesitaba aprenderla para no sentirme avergonzada. Me llevó a un club de cueca en Valparaíso donde él tocaba en una peña folclórica y conocía a una profesora allá que enseñaba bailes folclóricos. El club era chico y estrecho con un piso de madera y con tallados de cobre colgados en las paredes, retratando las caras de Violeta Parra y Victor Jara, los folcloristas nacionales por excelencia. En este lugar se sentía la presencia del Valparaíso de la época, en la cual los cazadores de ballenas hacían caminatas por las calles adoquinadas y los poetas discutían en cafés oscuros y llenos de humo. Además de la coreografía y los zapateos, la profesora de la cueca nos enseñó las normas de la cultura huasa antigua y trataba de transmitir el orgullo de bailarla. Por ejemplo, la mujer cuya mano derecha da vueltas con un pañuelo, debe usar un pañuelo blanco, simbolizando la pureza y la virtud de la mujer. Si la mujer usa otro color, hay quienes dicen que no está bailando la cueca en la forma en la que corresponde.

Un mes antes de las Fiestas se decoraron las salas con banderitas de papel y empezaron a planificar las celebraciones. A veces estas preparaciones parecían más importantes que lo que nosotros, los profesores, teníamos que enseñar. Aunque no estuviera de acuerdo con que los alumnos salieran de sus asignaturas para practicar el desfile militar y para el acto de bailes folklóricos, cuando me llamaron para bailar la cueca enfrente del Liceo Politécnico A-28 para las Fiestas Patrias, ya sabía como zapatear.